martes, 8 de diciembre de 2015

Recibimos advertencias pero muchas veces, prestamos atención de ellas dependiendo del placer o beneficio que arroje así como de la fuente que lo origine y esto es lógico.

Razón más que suficiente para procurar ser una fuente confiable, que cumple lo prometido aun salga perdiendo y que cuida no expresar sandeces no por senil sino por credibilidad y decencia.

Consideramos que lenguaje vulgar e infame brinda mayor respetabilidad y craso error es la antítesis.



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