sábado, 23 de enero de 2016

Que nuestros labios  dejen de producir efectos adversos manifestados por actos injustos, radica en nuestra manera de expresarnos, decantamos por como los demás lo hacen y obviamos lo producido como consecuencia de su proceder, porque todo empieza con palabras que ya nuestro corazón acepto y que luego nuestro cuerpo materializará.

Es manido palabras repetitivas de bajezas, que demuestran ser personas vacuas de confianza y poco valor para pretender algo mejor a lo alcanzado.

Las mismas mentiras y maldiciones proferidas apresan nuestro porvenir próspero y desatan porvenir angustioso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario