Hoy,
vacilamos respecto a lo Espiritual; pero no respecto a lo pronunciado por
futilidad de hombres sujetos a las mismas peripecias que nuestra persona.
Sepamos que acercarse a Dios es hablar verdad y practicar lo conducente a la
paz con un punto de apoyo que es Cristo.
Ser pacificador,
no es el pusilánime, sino el que genera paz, donde llega ofrece solución sabia
por su cercanía a Dios. La distancia entre Dios y nosotros es determinada, por
la obediencia al manual de vida que defenestramos y endilgamos de vetusto.
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