En época de,
tantas penurias obtenidas en nuestro afán injusto y depravado. Tenemos por
normal la injusticia y rapiña; pero deseamos perseverar en la injusticia por no
requerir compromiso, rectitud, honestidad y verdad. Por lo tanto, prolifera la
inseguridad y decadencia para los que aúnan a la forma de vida preponderante
que es la injusticia.
Es
sumamente fácil, caer en la injusticia, así con la mentira efectivamente, ya
estamos incursionando en su caudal. “Quieres ver días felices refrena tu lengua
del mal y proferir mentiras”. Pero lo que a fecha abunda, sin embargo, es el
lenguaje desprovisto de dignidad y decoro. Saber el origen de las constantes fallas puede
movernos a resarcir lo errado.
Casi nadie
llama hacia la cordura y rectitud, en cambio, es la única manera de salir airoso de la
presente decadencia. En tomarlo o dejarlo está nuestra negación.
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