La generosidad,
suele emerger de algún trance de severa escasez; pero si falta certeza de la fe,
por consiguiente, se avecinará mezquindad. Deberemos, bajar de la soberbia y
reconocer que nuestra ínfima humanidad, en cambio, puede ser excelsa de tomar
las reglas del que todo lo puede, para practicarlas.
Es manido,
que fuera del aprieto despotricamos de todo y reincidimos en la injusticia, por
tanto jamás aprendemos la lección.
En los,
anales de nuestra existencia prometemos mejoras; pero cumplimos lo auto referencial
perdiendo de vista a los demás.
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