Sumergidos,
en la vorágine de hogaño se aprecia de absurdo procurar el bien al prójimo. El propósito de la vida es trabajar así, tener
para compartir con el carente, falto de vigor y no por vicios o voluntad propia.
Pero hoy se tiene aversión al trabajo; se prefiere robar, defraudar y ejercer rapiña
desconociendo, que esta es la forma de vida corta; la vida abundante está
dentro de lo absurdo de la injusticia esto es, la Justicia. Mal de toda
sociedad es la falta de valores como la Justicia, honestidad, respeto, lealtad y
fortaleza de carácter por tanto, aumenta la corrupción, que es la impiedad.
Todos desean vida longeva libre de penurias y ambientes cutres. La fórmula, es muy fácil, ser personas que provea a los demás, solución por cimentar nuestras acciones en Cristo.
Su palabra,
dice “que al Justo la sabiduría le es fácil” y Justo es el que practica
Justicia, honestidad y bondad; pero excluye al mamarracho que se cree Cristiano
por ritos o asistencias a liturgias.
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