domingo, 8 de enero de 2017

Hogaño hemos relegado, todo indicio de rectitud y honestidad; por la premura de los deseos insanos, aberrantes e injustos.  De tener, presente que el justo vive por la fe en el único Dios en tal caso, no tendríamos tanta aversión a practicar Justicia.

Resulta, que los prejuicios inventados de portar honestidad son maximizados, y ridiculizados quienes pretenden tal comportamiento.   

La evaluación interna de los resultados obtenidos con Justicia  es de pocos; pero donde la mayoría se apega es en la injusticia. Por eso abunda la decadencia.

Olvidamos que cada uno recibe acorde a las acciones realizadas;  la venganza no requiere de nuestra intervención 

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