Hogaño
hemos relegado, todo indicio de rectitud y honestidad; por la premura de los
deseos insanos, aberrantes e injustos.
De tener, presente que el justo vive por la fe en el único Dios en tal
caso, no tendríamos tanta aversión a practicar Justicia.
Resulta, que
los prejuicios inventados de portar honestidad son maximizados, y ridiculizados quienes
pretenden tal comportamiento.
La evaluación
interna de los resultados obtenidos con Justicia es de pocos; pero donde la mayoría se apega
es en la injusticia. Por eso abunda la decadencia.
Olvidamos
que cada uno recibe acorde a las acciones realizadas; la venganza no requiere de nuestra
intervención
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