Cuando la
ira desborda cedemos lugar a la violencia; tener ambiente beligerante torna
todo más aprensivo. Parece que la complacencia hogaño es animalizarse; tratamos
a nuestros impulsos de instintos otorgando auge a la ira. Queriendo, evitar responsabilidades
acudimos al ardid más caótico posible; resultando contraproducente ya que a veces
postergamos con mayor carga impositiva que atender en el momento, y sin ira.
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