lunes, 18 de septiembre de 2017

Dios reprende a los de malas obras, por haberse conducido con soberbia; con el propósito de abrir el oído a la corrección. Si escuchan y obedecen a practicar Justicia en Cristo, sus días terminarán en prosperidad integral y  en años de delicias. Pero sino escuchan, perecen por la espada que sus acciones propiciaron,  espiran por su ignorancia adquirida en prevaricación.

Los impíos de corazón atesoran ira, no desisten de su mal proceder, cuando son reprendidos por Dios. Con la aflicción salva al afligido; ya que el sufrimiento abre el oído, Pero los que no desisten de su proceder impío se saturan de juicio por no sustentar el derecho y la Justicia.


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