domingo, 29 de octubre de 2017
El malvado hace caso al labio maldiciente; por no pasar por alto la ofensa que es de sabios, y el mentiroso escucha la lengua detractora; por no cuidar su alma. El que paga mal por el bien recibido, el mal no se apartará de su casa. El de corazón tortuoso nunca hallará el bien, y el de lengua retorcida caerá en desgracia; así como quien sale por fiador de su vecino.
Hogaño en disolución moral portamos la existencia ¿Cómo pretendemos poseer buena vida?, cuando no atendemos las tres áreas de nuestro ser. El afán es el área material, y vejamos la Espiritual y moral; ignorando que la Espiritual prima y colma las dos restantes.
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