miércoles, 18 de abril de 2018

Fausto o aciago

Ser responsable de nuestros actos, afrontar sus consecuencias e intentar, férreamente, solventar sus adversidades, desata la ayuda de la fe cuando la contemplamos por anticipado. No lamentemos del desbarajuste, que con prudencia pudimos atenuar con dirección de la fe a Cristo. Claro, que ayuda cuando procede de un cambio de mente, y tomamos convicción de proceder siempre bajo Justicia. Aquí puede radicar las segundas oportunidades de vida, existen quienes parece inminentemente morir, pero viven y a la inversa. Queda de manifiesto que la Justicia siempre triunfa. Tomar el camino del triunfo o no marcará lo fausto o aciago de la travesía por la vida.

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