sábado, 28 de abril de 2018

Tranquilidad

Es habitual quienes hacen ínfula de sus hechos o postín, sin reparar en su proceder familiar; reflejo del triunfo es la situación familiar. No es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Cristo brinda su beneplácito; evidenciado por una vida tranquila y edificante; magnánima hacia el carenciado. La tranquilidad de vida no consiste en la cantidad de bienes que se posea, sino en saber surcar la vida dentro de la Justicia, con lo que otorgue nuestra capacidad. Ser edificante hacia los demás es procurar en bien del prójimo, que en este proceder se halla el nuestro con adición .Evite, la murmuración que ella brinda asidero al destructor, así el regodeo en lo infame.

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