El malvado
Recibe su pago de parte de Dios acorde a su maldad. Muchas veces pretendemos en la inmediatez causar males a quien ríspidamente o rémoras nos presenta, pero pocos somos de comprender que el proceder Divino no atiende lo que la carne prioriza; al tiempo oportuno llega el pago de todo proceder bueno o malvado, no se adelanta ni atrasa.
Consideramos tardío fuera de lo estimado y a rajatabla calificamos a como esperamos, pero no contamos lo ganado como experiencia para ayudar a otros o improvisado para salir avante sin maldad.
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