El pueblo que no comprende a Cristo Jesús que es Dios es por el intersticio del pecado del hombre, su carga de maldad, simiente perversa e hijos depravados, predomina antes que la rectitud buscan agradar a hombres y no a Dios.
Los políticos se peinan del lado que sopla el viento, esto es buscan aceptación no hacer lo correcto. Habituados al pecado discurramos por sendas de justicia que acercará a la vida pletórica con misericordia practicada.
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