No amilanarse de las verdades morales ante la caterva de opositores es de gran valentía que en la sociedad decadente de hodierno estima como estulticia. Es menester obedecer a Dios antes que a los hombres, así que no tiembles ante ellos. Que ellos se conviertan a tu moralidad sana y no tu a ellos.
Lamentablemente las prerrogativas y beneficios hacen sucumbir en la correcta forma de vivir, por arrastre de las masas.
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