Toda ciudad que es inmersa en pecados e injusticias la palabra de Cristo Jesús es oprobio para ellos y no se deleitan en ella; una visitación individual es menester para enmendar sus procederes.
Ante oídos incrédulos no pueden prestar atención sin hablar Dios y testificar contra los de proceder injusto trayendo su retribución debida que es muerte de no retornar a la practica de justicia.
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