No amedrentarse al hacer ver a tú prójimo las incorrecciones con toda mansedumbre, mirando que no sea nuestra falla así la sangre demandada no vendrá de la falta nuestra.
Amonestar al justo para que no peque, y él no peca, de cierto vivirá porque fue amonestado, y tu abras librado tu alma.
Pero amonestar al impío, y él no se convierte de su impiedad y mal
camino, el morirá por su maldad, pero tu habrás librado tu alma.
No temas ni amilanes ante ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario