La señal de tornar a la rectitud más visible es la desaparición de ídolos tanto personales como de comunidad, ya que todos ellos contaminan y hacen oquedad entre Dios y nuestra persona.
La línea directa de “Clama a mí y yo te responderé” que Dios promete a los que le obedecen sufre perturbación por presentar acciones fuera del carácter de Dios.
Lo no acaecido y anhelado puede presentar tiempo de preparación, para ser viable de atender lo esperado; aprenda todo lo concerniente a lo deseado que de algún modo será requerido al presente inmediato.
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