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Para con Dios todo es posible. Existen situaciones que no vemos necesidad de ellas, pero son torales para una maduración de carácter y deberemos transitar.
El buscar eludir lo aciago consecuencia de un proceder sólo aplazará aumentando lo no deseado.
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Recuérdese, es mejor transitar en tiempo oportuno que rehuir a responsabilidades.
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Por confort es fácil transferir a otros lo que tenemos a mano para ayudar, pero de otra manera más severa puede presentarse ocasión a ejercitar lo destinado a la maduración de carácter.
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Hacer la voluntad de Dios no es tomar solo lo que nos agrada, sino todo lo que es permitido llegar a nuestro desempeño diario.
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