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Y a los que en otro tiempo eran extraños y enemigos por tener la mente ocupada en las malas obras, aun así, ahora les reconcilió en su cuerpo de carne por medio de la muerte Cristo Jesús, para presentarlos santos y sin mancha irreprensible delante de El ya que en verdad permanecen sólidamente cimentado y firmes en la fe, y sin mover de la esperanza del evangelio que creíste.
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Sin atender a lo tartufo [hipócrita] los incordio son parte de la vicisitudes diarias, digno es para un sabio recibir corrección oportuna y bien dirigida. Los engreídos y necios la desprecian en todo tiempo.
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