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Haced morir pues, lo terrenal en vuestros miembros fornicación, impureza, pasión desordenada, deseo malo y la avaricia que es idolatría, cosas por las cuales viene la ira de Dios en las que también ustedes sin Cristo Jesús anduvieron en ellas. Pero ahora, con Cristo Jesús desechad también vosotros todas estas cosas ira, enojo, maledicencia, lenguaje obsceno de vuestra boca y no mientan el uno al otro.
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Todo cuanto esté a tu mano haced de corazón no buscando agradar a hombres, sino a Dios.
Soportando unos a otros perdona como Dios nos perdono.
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Y la paz de Cristo Jesús sea arbitro en vuestros corazones, a la cual ciertamente fuiste llamados en un solo cuerpo y sed agradecido.
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