Introducción a las Bienaventuranzas.
La felicidad es el gran problema del género humano. Todo el mundo anhela la felicidad y es trágico ver en qué formas tratan de alcanzarla. La gran mayoría, por desgracia, lo hacen en una forma tal que no puede sino producir calamidades.
Cualquier cosa que, eludiendo las dificultades, produce la felicidad de alguien sólo momentáneamente, no hace a fin de cuentas sino aumentar los problemas y la calamidad. En esto se manifiesta el engaño absoluto del pecado; ofrece siempre felicidad, y conduce siempre a la infelicidad y a la desdicha y calamidad final.
El Sermón del Monte dice, sin embargo, que si se desea ser verdaderamente feliz, ésta es la forma. Esta y sólo esta es la clase de persona que es verdaderamente feliz, que es realmente bienaventurada. Esta es la clase de persona que ha de ser felicitada.
Hay ciertas lecciones generales, creo, que se pueden sacar de las Bienaventuranzas. Primero, todos los cristianos han de ser así. Lean las Bienaventuranzas, y en ellas encontrarán una descripción de lo que ha de ser el cristiano. No es la simple descripción de algunos cristianos excepcionales. Nuestro Señor no dice que va a describir cómo van a ser algunos seres extraordinarios en este mundo. Describe a cada uno de los cristianos.
Tiene la idea también de suscitar gozo y alegría en medio de una situación, que según los valores de la sociedad, no sería de ninguna forma motivo de alegría. Además enseñan como debe ser el carácter de los súbditos del Reino de los Cielos.
Definición de Bienaventurados = del griego makarios= felicidad, dichoso, gozo que brota desde adentro.
1· Bienaventurados los Pobres en Espíritu.
Definición de Pobre = del giego ptojós = el que no tiene absolutamente nada, ni puede conseguirlo.
No sorprende para nada que sea ésta bienaventuranza la primera, porque obviamente es, como veremos, la clave de todo lo que sigue. En estas Bienaventuranzas hay, sin lugar a dudas, un orden bien definido. Nuestro Señor no las pronunció en el orden en que están al azar o por casualidad; hay en ellas lo que podríamos llamar una secuencia espiritual lógica. Esta primera Bienaventuranza debe necesariamente ser la primera simplemente porque sin ella no hay acceso al Reino de los Cielos, o al Reino de Dios. No hay nadie en el Reino de Dios que no sea Pobre en Espíritu.
Esta Bienaventuranza en el Sermón del Monte, quiere decir en otras palabras, “Hay una montaña que tienen que escalar, a cuya cima tienen que ascender; y lo primero que tienen que tener en cuenta al contemplar esa montaña que se les dice que escalen, es que no pueden conseguirlo, que son completamente incapaces de ello por sí mismos, y que cualquier intento de conseguirlo con sus propias fuerzas es prueba positiva de que no lo entendieron”.
Si nos ponemos a ver en las Escrituras lo que es Pobre en Espíritu diríamos, que es lo que dijo Isaías 57:15. que dice: “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”. Esta es la cualidad espiritual, y de ella se encuentran innumerables ilustraciones en el Antiguo Testamento.
Fue el espíritu de un hombre como Gedeón, por ejemplo, quien, cuando el Señor le envió un ángel para decirle lo que iba a hacer, dijo, “¿Con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manases, y yo el menor en la casa de mi padre”. No estamos frente a un hombre servil, sino ante un hombre que realmente creía lo que decía y que se estremecía ante el solo pensamiento de grandeza y honor, y pensaba que era increíble.
Fue el espíritu de Moisés, quien se sintió del todo indigno de la misión que se le encomendó y estuvo consciente de su incapacidad e insuficiencia. Se encuentra en David, cuando dijo, “Señor, ¿quién soy para que vengas a mí?” Se ve en Isaías exactamente en la misma forma. Al tener una visión, dijo, Soy “hombre de labios inmundos”. Esto es ser “Pobre en Espíritu”, y se encuentra en todo el Antiguo Testamento.
Querido hermano, permítame decirle que un autentico pobre, no es solamente el que no tiene nada, sino que además no puede alcanzarlo.
La Bienaventuranza apunta a mostrar a los pobres respecto a su espíritu, el se da cuenta que en su espíritu no tiene absolutamente nada y depende de los recursos de Dios.
Lazaro en Lucas 16, es un autentico pobre, debe recurrir y depender de los recursos de Dios.
En Lucas 18:9, el fariseo, no era pobre en espíritu… ¡Era un arrogante! El publicano era pobre en espíritu, descansaba y dependía de los recursos de Dios. Lc. 18:9ss. Ver además Is. 40:29 y Ro. 15:17-19.
2· Bienaventurados los que Lloran.
Definición de lloran = del griego penthuntes = llorar, dolerse, enlutado, estar afligido.
Para el mundo una persona que llora, no es feliz bajo ningún modo. Solo los “siendo pobres” en espíritu, lloran, claman en oración a Dios. La Biblia dice Bienaventurados los que Llloran, los enlutados; sepamos que las lagrimas van a formar parte de la experiencia cristiana.
En realidad el mundo consideraría y considera una afirmación como ésta como ridícula en grado sumo: ¡Felices son los que lloran!. Si hay una cosa que el mundo trata de evitar es el dolor; todo está organizado basado en la idea de que hay que evitar el dolor. La filosofía del mundo es, olvídense de los problemas, vuélvanles la espalda, hagan lo posible para evitarlos. Las cosas ya son de por sí lo bastante malas para que uno vaya en busca de problemas, dice el mundo; por tanto, traten de ser lo más felices que puedan. (Hedonismo, Aristipo de Cirene)
Notemos el sentido de aflicción y llanto en la Biblia, tenemos al profeta Jeremías que llora delante de Dios por la aflicción del pueblo, por causa del pecado. – Jer. 9:1. También a Pablo. – Hch. 20:19.
Las lágrimas son necesarias como expresión del corazón… no dice bienaventurado el que se queja.
No se trata de llorar por falta de : arroz, azúcar, fideos, o por tener el zapato con agujero, etc., etc., sino de estar triste por mi pecado, porque he defraudado a Dios. Ver II Co. 7:5-11. Se trata de llorar por estar afligido, triste por el pecado, Jer. 9:1. – Sal. 126:5-6. – Is. 57:18.
3· Bienaventurados los Mansos.
Definición de Mansos = del griego praeis = manso es el que dobla su cuello, inclina su cabeza y reconoce que Dios es el supremo y el “manda mas”. (Diría entonces… mansos son “los controlados por El”).
Cuando pasamos a estudiar cada uno de las Bienaventuranzas por separado vemos que el Señor esta mostrando una nueva característica de la personalidad del cristiano. Por ello, una vez más debemos señalar que ésta Bienaventuranza, ésta descripción específica del cristiano, causa verdadera sorpresa porque se opone de una manera tan completa y radical a todo lo que el hombre natural piensa.
“Bienaventurados los Mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad”. ¡La conquista del mundo se da nada menos que a los mansos! El mundo piensa en función de fortaleza y poder, de capacidad, de seguridad en sí mismo, de agresividad. Así es como entiende el mundo el conquistar y poseer. Cuanto más afirma uno su personalidad y manifiesta lo que es, tanto más pone uno en evidencia el poder y capacidad que posee, y tanto más probable es que uno triunfe y progrese.
Recordemos que los mansos en esta sociedad “no están permitidos” (son los bobos, los parias, los tontos, los que no tienen carácter etc., etc.,) estamos en una sociedad “peleona” donde se buscan los mejores puestos, ser siempre el primero. ¡Los mansos no tiene lugar ni razón de ser en esta sociedad! Pero ahí tenemos esta afirmación sorprendente, “Bienaventurados los Mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad”, y sólo ellos.
Solamente se llaman mansos en la Biblia a dos personas: Jesús y Moisés.
Tomaré a Moisés como ejemplo, ¿tu piensas que Moisés no tenia carácter? Universidad de Egipto, Universidad del desierto, Llamado a Rendir Exámenes, Tiene que dar la gran Reválida de la Humildad.
Necesitamos una Iglesia mansa y un liderazgo humilde, y que podamos decir: ¡Señor, voy hacer lo que tu digas!
4· Bienaventurados los que tienen Hambre y Sed de Justicia.
Nuevamente tenemos que insistir en el contexto en que Jesús había dicho estas Bienaventuranzas. El no habla de justicia en términos políticos o económicos, sino de la justicia como un estilo de vida. Definición de Justicia = del griego dikaiosune significa “lo que Dios demanda, lo que es recto o justo o bueno”.
Hablamos entonces de rectitud, integridad, lo podríamos resumir entonces sobre la base de lo que Dios esta queriendo de nosotros o sea que “hagamos la voluntad de Dios” es la acción de Dios de hacer al hombre acepto ante Dios.
Estar hambriento y sediento para que se hagan bien las cosas, para que se hagan con rectitud e integridad, para que se hagan Conforme a la Voluntad de Dios, de tal manera que los hombres sean aceptados por Dios, Esto es Justicia. Jesús los llama bienaventurados porque serian completamente saciados. Los que tienen el gran deseo de hacer la voluntad de Dios.
Varias personas que tuvieron el gran deseo de hacer la voluntad de Dios: En el libro de los Hechos capítulos 2; 8; 9 y 10. El salmista expresa algo interesante: Sal. 42:1-2; 63:1; 84:2 y 119:20. Desead como niños… I Pe. 2:2.
5· Bienaventurados los Misericordiosos.
Definición de Misericordia = del griego y latin Miser y de Cordis = miseria y corazón; por lo tanto es: “pasar por el corazón la miseria del otro”.
Misericordia = del griego élenos que es la capacidad de sentir, vivir y experimentar la miseria y la desdicha del prójimo. Sentir en el alma la miseria del prójimo.
Dios sintió nuestras desdichas, nuestras miserias. Cuando Jesús estuvo en la tierra, sanando y salvando, ninguna de las personas clamaron por gracia. Nadie dice: “Jesús hijo de David, ten gracia por mi o ten amor por mi… Todos dicen Señor ten misericordia de mi. El Señor siente mis miserias y mis desdichas…
En cambio nosotros somos inclinados a decir: ¡Ohhhh cuánto lo siento! ¿Realmente estoy sintiendo algo? ver Salmo 86 y 136 “Porque para siempre es su misericordia”.
6· Bienaventurados los de Limpio Corazón.
Definición de limpio = del griego kázaros. Aquí empleada se utilizaba para describir la pureza de un producto, por ejemplo la leche que no tenía mezcla de agua, la leche pura era “kázaros”, o el oro sin mezcla de otros metales era “kázaros”. Se decía que el corazón estaba puro o limpio cuando no tenía mezcla. Era sincero, íntegro, limpio de pecado, limpio de otros intereses que no sean los intereses de Dios. Por eso dijo que los de corazón limpio “verán” a Dios. Aquí no se refiere solamente ver a Dios en el cielo, sino tener una visión de Dios aquí en la tierra. En otras palabras: Dichosos los de corazón puro porque ellos percibirán a Dios”.
La palabra “corazón” abarca el intelecto, la voluntad, las emociones, y la conciencia. Es necesario que limpiemos nuestro corazón. El corazón es la fuente de nuestra conducta (los hechos y las palabras).
El corazón impuro es la fuente de tentaciones (Santiago 1:14). ¿Cómo se purifica el corazón? Hch. 15:9; 1 Pe. 1:22-23. Por la renovación del entendimiento Ro. 12:2; Efe. 4:23; Col. 3:10. Estos verán a Dios, solamente así podremos estar en su presencia.
Cuando Pablo habla de cómo hay que orar, el dice: “1 Ti. 2:8. “Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda”. Las manos limpias son la expresión visible de un corazón limpio.
La estructura de la santidad no sirve desde lo exterior, Dios no ve apariencia sino el corazón.
Dios no va a ver la ofrenda si no hay manos limpias, Notemos la ofrenda de Caín y Abel,
Dios miro a Caín y su ofrenda… Dios miro a Abel y su ofrenda… Observemos: Dios primero miro a los ofrendantes y después la ofrenda, por lo tanto, la ofrenda es la expresión de lo que habia en el corazón de ellos Gn. 4:4-5.
Miremos muy bien, ¡con qué extraordinaria simplicidad, brevedad y poder se expresa aquí esta verdad fundamental! ¡Y en qué marcado contraste aparecería esa enseñanza comparada con la que era corriente entonces, en la cual se daba atención exclusiva a la purificación ceremonial y a la moralidad externa!
Esta pureza del corazón comienza en “un corazón purificado de mala conciencia” o “una conciencia limpiada de las obras de muerte” (He.10:22; He.9:14; y véase Hch.15:9); y esto también es enseñado en el Antiguo Testamento (Sal. 32:1-2; compárese Ro. 4:5-8 e Is. 6:5-8).
La conciencia así limpiada, el corazón así purificado, poseen luz dentro de sí para ver a Dios. “Si nosotros dijéremos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; mas si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión entre nosotros (él con nosotros, y nosotros con él), y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia” -a nosotros que gozamos de su compañerismo, el cual perderíamos sin un continuo practica de limpieza— “de todo pecado” (1 Jn. 1:6-7). “Cualquiera que permanece en él, no peca; cualquiera que peca, no le ha visto, ni le ha conocido” (1 Jn. 3:6); “El que hace mal, no ha visto a Dios” (3 Jn. 1:11).
La visión interna explicada de esta manera, y el hombre interior en simpatía con Dios, se miran mutuamente con complacencia y gozo, y “somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza”. Pero la visión plena y salvadora de Dios se reserva para aquel tiempo al cual el salmista alarga su mirada: “Yo en justicia veré su rostro; seré saciado cuando despertare a su semejanza” (Sal. 17:15). Entonces “sus siervos le servirán. Y verán su cara; y su nombre estará en sus frentes” (Apo. 22:3-4). Lo verán como él es (1 Jn. 3:2). Pero, dice el apóstol, expresando el otro aspecto de esta bienaventuranza: “Seguid la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (He. 12:14). ¡Si no eres limpio no ves a Dios, Dios no atenderá tu llamado !
7· Bienaventurados los Pacificadores.
Definición de pacificadores = del griego eirenopoioi = estar persiguiendo la paz.
Es fácil comprender que esta afirmación tuvo que resultar muy chocante para los judíos. Tenían la idea de que el reino del Mesías iba a ser militar, nacionalista, materialista.
¿Que es lo que hemos obtenido en Cristo? ¡La Paz! Ro. 5 “… justificados pues por la fe tenemos paz…”
Jesús dijo: la paz os dejo mi paz os doy… Sin Cristo no hay paz. Jn. 14:27. – Salmo 34:14. Si no soy pacificador, debo preguntarme si he nacido de nuevo (serán llamados o conocidos por hijos de Dios)
Evodia y Sintique = no dice que sean del mismo pensar… (eso seria imposible) sino que dice del mismo sentir, (lo que siente Cristo siento yo)
8· Bienaventurados los que Padecen Persecución por Causa de la Justicia.
Definición de persecución = cualquier acción que perjudique la vida emocional, física, económica de parte de los enemigos.
Con el versículo 10 llegamos a la última de las Bienaventuranzas. “Bienaventurados los que Padecen Persecución por Causa de la Justicia”. Se suele opinar que los versículos 11 y 12 son una especie de explicación de esta Bienaventuranza, y quizá una aplicación para los discípulos en particular de la verdad y mensaje que contiene. En otras palabras, nuestro Señor ha concluido el retrato general de las características del cristiano con el versículo 10, y luego aplica la última afirmación en especial a los discípulos.
No hay sin duda otra Bienaventuranza que haya sido mal entendida y mal aplicada con más frecuencia. Por ello debemos estudiarla con gran cautela y cuidado. Es una afirmación vital, una parte esencial e integral de la enseñanza del Nuevo Testamento. La encontrarán en los Evangelios y Cartas. Es más, podemos hasta decir que es uno de los mensajes característicos mayores de toda la Biblia, que conlleva consecuencias inevitables. Sugiero, pues, que lo más importante es poner de relieve la expresión “por Causa de la Justicia“. No dice tan sólo, “Bienaventurados los que Padecen Persecución”, sino “Bienaventurados los que Padecen Persecución por Causa de la Justicia”.
No se nos dice, “Bienaventurados los que Padecen Persecución porque son fanáticos”. Tampoco dice, “Bienaventurados los que son Perseguidos porque son Demasiado Celosos”. El fanatismo puede conducir a la persecución.
En otras palabras, no se nos dice, “Bienaventurados los que son Perseguidos por Hacer Algo Mal”, o por andar equivocados en algo. Recordarán cómo Pedro, en su sabiduría, lo expresó, “ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor”. Advirtamos, también, lo que puso en la misma categoría que los homicidas, ladrones y malhechores y demás o por entremeterse en lo ajeno. – 1 Pe. 4:15. Filipenses 1:29-30 y observar el gran privilegio de sufrir por causa de Cristo.