Renunciar a
todo subterfugio deshonesto y a la astucia, que es inteligencia para hacer
cosas malas, indebidas no es cosa de fácil decisión, sobre todo cuando estamos
inmersos en el estilo de vida basado en la mentira, estafa, robo, truhanerías y
rapiña.
Con este
cúmulo de acciones sin beneficio para una vida pacifica, no veremos ni sabremos
distinguir las acciones procedentes de lo justo, verdadero y lleno de bondad
que hace merecedor de vida abundante longeva sin angustias.
Es mejor
manifestar por nuestras acciones a Dios, donde el que nos rodea palpe la
diferencia de carácter con el que solo trata de sobre vivir, y no lleva el
propósito de trascender en el plano espiritual por medio de la vida abundante.
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