martes, 16 de octubre de 2012


Renunciar a todo subterfugio deshonesto y a la astucia, que es inteligencia para hacer cosas malas, indebidas no es cosa de fácil decisión, sobre todo cuando estamos inmersos en el estilo de vida basado en la mentira, estafa, robo, truhanerías y rapiña.
Con este cúmulo de acciones sin beneficio para una vida pacifica, no veremos ni sabremos distinguir las acciones procedentes de lo justo, verdadero y lleno de bondad que hace merecedor de vida abundante longeva sin angustias.
Es mejor manifestar por nuestras acciones a Dios, donde el que nos rodea palpe la diferencia de carácter con el que solo trata de sobre vivir, y no lleva el propósito de trascender en el plano espiritual por medio de la vida abundante.

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