De las
compañías, amigos, conocidos y familiares que tienen una conducta o manías poco
viables para edificar buena fama, después de amonestar (esto es colocar frente
de ellos la forma de corregir sus falencias) y exhortar una y otra vez, no
consientas sus procederes si nuestra comprensión y discernimiento logra
diferenciar lo justo de lo injusto.
Tener esta
comprensión llega a través de creer a Dios, que puede brindar nos gracia al
oportuno socorro; al decir oportuno será cuando Él crea necesario no cuando lo
pidamos o vociferemos.
Edificar
una reputación aprobada por Dios y los hombres, amerita actuar de tal forma que
asimilemos los recto, verdadero y justo de lo que es pervertido, violento y
mezquino.
La mayoría
ha decidido operar bajo estos parámetros injustos, obviando la bondad, viendo
más allá de lo próximo.
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