Los frutos
originados de nuestras acciones buenas o malas, son notorios, evidentes e
ineludibles descubriéndose el porque nos acontece un estilo de vida acorde a
nuestras acciones.
Donde el
corazón se inclina a practicar lo que considera como más productivo para el,
sin considerar que tanto daño causa a los demás, da origen a las adversidades de la vida que
para muchos no se quiere prestar atención, que cada adversidad es un llamado
para enmendar y mejorar nuestro proceder.
Aparte de
no querer esta la insensibilidad que hemos creado, con el cúmulo de acciones
injustas depravadas y violentas.
Pero el
proceder con justicia, verdad e integridad y bondad supera en mucho los frutos
propiciados de un estilo de vida en antítesis, generándose estos frutos mejores
de vuestras acciones en el momento oportuno.
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