Proporcionar
a todo aquel desee adquirir un ejemplo de conducta, merecedora de vida
pacifica, abundante y longeva es elección nuestra de la misma forma que
elegimos lo injusto, torcido a la aprobación Divina.
Es esencial
que seamos consecuente con nuestras palabras a lo que proferimos creer, de otra
manera caeremos es descredito; que nuestro hablar sea de edificación a los que
nos escuchan.
Que
nuestras acciones no estén coludidas de egoísmo, sino observando el bien a
nuestros semejantes sin caer en despropósito para nosotros en segundo plano.
Muchos
dicen creer, más han depositado su fe en vanidades y pareciera que esa vanidad
les responde, pero será que es más bien su convicción de encontrar respuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario