Antes era procurar hacer el bien a quien sea, a fecha
como hemos tolerado la expresión mediocre, vulgar y grosera que trae como
consecuencia un actuar de continuo en maldad al que podamos, recibiendo de lo
mismo que otorgamos la maldad.
Pretendemos
recibir acciones que tapicen nuestro caminar por la vida de aprobación sin ser
portadores de aprobación para esto recurrirnos al engaño, fraude siendo también defraudados, dado que las
evidencias de nuestro carácter nos delatan.
No necesitamos
carta de recomendación, dado que la carta somos nosotros mismos, empezando con nuestra expresión,las palabras
empleadas puede decir a quienes nos
escuchan el grado de confianza que manejamos así como el grado cultural.
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