jueves, 3 de julio de 2014

Tenemos momentos donde requerimos ejecutar una acción, que la otra persona no está dispuesta a realizar y acudimos a la persuasión por lo que indagamos que agrada a la otra persona sus debilidades, también la manipulación, cohesión y toda clase de artimañas que logren nuestro objetivo sin analizar si lo empleado es o no justo para con nuestro objetivo, procede de rectitud y de edificación.
El grado de rectitud y justicia empleado en nuestras acciones determinará el grado de largura de vida obtenido en tranquilidad, seguridad y abundancia.
A fecha no obtenemos ni sosiego ni plenitud de vida por nuestro desapego e inclinación a la perversión.


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