Tenemos
momentos donde requerimos ejecutar una acción, que la otra persona no está
dispuesta a realizar y acudimos a la persuasión por lo que indagamos que agrada
a la otra persona sus debilidades, también la manipulación, cohesión y toda clase de artimañas que logren nuestro objetivo sin analizar si lo empleado es o
no justo para con nuestro objetivo, procede de rectitud y de edificación.
El grado de
rectitud y justicia empleado en nuestras acciones determinará el grado de
largura de vida obtenido en tranquilidad, seguridad y abundancia.
A fecha no
obtenemos ni sosiego ni plenitud de vida por nuestro desapego e inclinación a
la perversión.
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