jueves, 26 de mayo de 2016

Proferir frases que dañan a los que escuchan nuestras palabras, resulta inocuo, a nuestra apreciación

El problema comienza cuando somos receptores, de tales frases por otras personas, ahí sí percibimos bien, el daño  u ofensa que antes considerábamos inocuo.

No perdamos de vista que recibimos de lo ofrecido a los demás, ¿Son las infidelidades y deshonestidades nuestro patrón de vida? De esa misma naturaleza será las acciones recibidas.

El adoptar la Justicia, honestidad y verdad no conduce a ser un Pánfilo (tonto) y si hacia una vida abundante, claro que la mentalidad presente egoísta y habituada a la perversión no concibe.


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