viernes, 8 de septiembre de 2017

Muchos desean mantenerse firmes ante embates; pero la única forma es cobijarse en la protección de la obediencia a Dios, alejar la iniquidad de nuestras manos; ahuyentar que posea  en nuestro ser la injusticia. Entonces podremos alzar rostro sin mancilla y no temeríamos a algo; descansar con paz en plena turbulencia, y la oscuridad sería como la alborada. 

En cambio, el impío no tiene escape; su esperanza es entregar el alma , pero no hay sosiego. 


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