jueves, 7 de septiembre de 2017

Muchos desean mantenerse firmes ante embates; pero la única forma es cobijarse en la protección de la obediencia a Dios, alejar la iniquidad de nuestras manos; ahuyentar que posea  en nuestro ser la injusticia. Entonces podremos alzar rostro sin mancilla y no temeríamos a algo; descansar en plena turbulencia, y la oscuridad sería como la alborada.


El cambio hacia la firmeza empieza por la forma de concebir la vida sin truhanerías, mentiras e infamias, injusticias, iniquidad y egoísmo, con la mirada donde la razón no abarca  que es la fe. 

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