sábado, 11 de noviembre de 2017

Una pequeña locura puede corromper la buena reputación, es menester pensar antes de actuar irasciblemente. Bajo la ira todo mal proceder nos parece acertado y pertinente, pero acarrea grandes oprobios. Grandes amistades, empleo y remuneraciones podemos desaprovechar con la ira y granjearnos inquina actitud beligerante o levantisca. La suave respuesta aplaca la ira, así como, no retirarse de la discusión súbitamente y escuchar antes de opinar; pues todo puede pintar adverso, pero escuchando todo lo necesario podremos tener recursos para una mejor actitud ante el que nos adversa

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