Hay fervorosos para hacer el bien, y existen fervorosos para hacer el mal; al parecer todo está en el ser encausado, para uno u otro lado. Es más fácil aunar a la mayoría, que marcar paradigma. Pocos de carácter férreo colocan la verdad antes que el bienestar. La razón no está enemistada con la fe, solo es cuestión de tomar prioridad. Hogaño todo está configurado, para que no pienses y se usa, como en la antigua Roma con pan y circo mantienes inerte a la mayoría. La fe es pensar en un nivel más elevado, donde lo Divino subsume todo y opera con otras reglas. Del grado del perdón será la magnitud del fervor hacia el bien y del grado del adoctrinamiento hacia el mal, el desempeño en esa dirección.