sábado, 3 de febrero de 2018

Muchas veces colocamos a Dios en dilema, que está alejado de la solución óptima; solo se adhiere a nuestras apetencias, así de díscolos accionamos, y deseamos que todo nos sea venturoso. Mejor es ir a la fuente de la fe que es su palabra; los principios Espirituales que guían en toda acción. Ello amerita compenetrarse en la santidad, y nos resulta más cómodo tratar de averiguar por la injusticia; solapando que la injusticia produce más injusticia; en el sufrir las consecuencias de nuestras acciones marras, vemos la vida esfumarse sin tomarle sabor. El sabor de la vida está en la práctica de Justicia.

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