Vosotros os contamináis igual que vuestros padres, y seguís fornicando con sus fetiches, monolitos e idolatrías detestables.
No me dejaré consultar por tal proceder.
Pero tampoco se realizarán los planes que estáis pensando cuando seguís las costumbre de los detestables; mí santidad debe reflejar sobre vosotros a los demás, para ser recipiendarios de mis promesas.
No emitan falsas esperanzas al impío al no especificar que la justeza y santidad, que es apartarse del mal es crucial en el acceso a las promesas.
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