Inclina tu oído   a la inteligencia para tener discreción. Los labios de la mujer ajena destilan miel, pero su propósito es amargo como el ajenjo y agudo como espada de doble filo. No te vislumbre la mujer ajena recréate con la propia no dando tus fuerzas a la ajena.
Los procederes del hombre están ante los ojos de Dios. Y Él observa todos sus desempeños.
En su propia iniquidad quedará atrapado el inicuo. Amarrado con la soga de sus pecados. Morirá sin corrección por ello no menos precies ser corregido mejor con inteligencia aprende de la oportuna corrección.
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