Con una
guerra librada por hombres fieles y sinceros, pero no dependientes de la
dirección de Dios, a lo sumo, se conseguirá que el infierno no pueda establecer
su diseño, pero no logrará que se establezca la Justicia, bondad e integridad.
Porque Dios sigue aborreciendo las obras de la carne, así parezcan buenas.
Lamentable
mente recibimos estímulos para desechar lo recto y denigrar la justicia e
integridad, que no proviene de nuestras intenciones personales sino aquellas
que se originan en decretos y lineamientos de una vida prospera en carácter,
aprobado por un único Dios que podemos palpar, escuchar a través de actos
diarios y decisiones correctas.
Como la multitud de acciones incorrectas, hace separación entre Dios y nosotros nos resulta inverosímil contemplar al menos este asunto de agudeza Espiritual.
Como la multitud de acciones incorrectas, hace separación entre Dios y nosotros nos resulta inverosímil contemplar al menos este asunto de agudeza Espiritual.
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