miércoles, 17 de julio de 2013


Con una guerra librada por hombres fieles y sinceros, pero no dependientes de la dirección de Dios, a lo sumo, se conseguirá que el infierno no pueda establecer su diseño, pero no logrará que se establezca la Justicia, bondad e integridad. Porque Dios sigue aborreciendo las obras de la carne, así parezcan buenas.

Lamentable mente recibimos estímulos para desechar lo recto y denigrar la justicia e integridad, que no proviene de nuestras intenciones personales sino aquellas que se originan en decretos y lineamientos de una vida prospera en carácter, aprobado por un único Dios que podemos palpar, escuchar a través de actos diarios y decisiones correctas.

Como la multitud de acciones incorrectas, hace separación entre Dios y nosotros nos resulta inverosímil contemplar al menos este asunto de agudeza Espiritual.

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