En las
muchas palabras no falta empezar a perjudicar a los inmiscuidos en la plática,
aun que nuestra intención sea buena; no faltará que nuestras palabras sean enfocadas
o tergiversada según la apreciación de los demás para bastar obtener
conclusiones.
Recordemos
que la prudencia tiene que ver con la cautela, tanto al hablar, como
comportamiento y esquivo de acciones que pueden parecer buenas más, no son
acertadas en el tiempo y lugar.
No dejemos
de hacer lo que edifique a los que escuchan y a nuestra persona sea o no bien
visto.
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