Dentro
de las vanidades que hemos establecido como conductas normales, hemos
establecido muchas como correctas y debidas cuando en verdad son producto de
nuestras concepciones depredadas de nuestro egoísmo y avaricia.
Todo lo referente a provecho personal, es lindante con egoísmo y falta de
consideración para ver si la obtención de nuestro bien daña a un tercero; lo
acostumbrado es enfocarse en lo deseado sin atender al daño a nuestro prójimo
donde este hará lo posible por fingir daños.
A la obtención de algún beneficio, sólo que de esta manera jamás podremos
disfrutar lo obtenido.
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