Desde que
uno nace trae la habilidad para elegir entre lo correcto y lo que no lo es, es
falso eso de ser pequeño para no poder decidir nuestro desempeño diario.
Lo que si
es una realidad es que la cantidad de
procederes incorrectos van creando una insensibilidad que interfiere con
ver lo correcto de lo incorrecto llegando a preciar como correcto aquello
estamos habituados a practicar más.
De esta
manera no concebimos otra forma de portar la vida más allá de lo acostumbrado a
realizar, que a fecha predomina la mentira, injusticia y egoísmo donde brilla por su ausencia la rectitud,
Justicia y ser merecedores de vida longeva, abundante llena de paz y seguridad
que sólo provee la Justicia y la práctica de la honestidad y verdad.
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