Presenciamos toda clase de males por haber entronizado nuestras apetencias con el egoísmo, defenestrado y vilipendiado; con nuestras acciones perversas de los principios Espirituales. Hogaño  deseamos solución a vicios, adiciones y aberraciones; pero  la solución de fondo está en el corazón del hombre. ”Recuerda, cambia tu forma de pensar para cambiar tu forma de vivir”. Aquí la fe en Cristo convoca a la activación de la perspectiva Espiritual, donde practicar Justicia no será un suplicio.

Este es el vacío que todo hombre porta a menos de ser satisfecho con las fuerzas extraordinarias de los principios Espirituales; pero  que pocos meditan y actúan en lo conducente a la vida longeva y plena. Con, debilidad de carácter seguimos a la mayoría en sus perversiones. Obviar que nunca la mayoría está en la verdad parece, poco importar; interesa el aquí y ahora (la injusticia ofrece vida corta).