Las palabras pronunciadas por Dios son cumplidas, practicar Justicia, misericordia y rectitud aleja de una vida inmersa en las maldiciones. Caminar en obediencia en fe a Jesucristo proveerá paz, en medio de las tribulaciones por contar con la gracia de Dios; vivir piadosamente concede fuerzas para enfrentar las tribulaciones, deberes y compromisos.
Hodierno pocos asumen sus cargos, mejor obvian, en todo ámbito, sin comprender que lo Espiritual de Dios subsume todo ámbito. Otro mal no anacrónico es la negligencia imperante, que arrastra a la languidez.
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