Amargura,
angustias y frustración son los primeros síntomas de un estilo apartados de la
verdad, justicia y bondad, donde el dinero se va entre nuestras manos como
aguas.
La falta de
paz es producto de nuestra injusticia y multitud de palabras ociosas que
proferimos a diario, creando ese ambiente hostil o llevadero, recuerde que cada
persona decide ser portador de paz o angustias, a través de nuestras acciones,
dado que como tratemos a los demás seremos tratados.
En el
momento de proferir y manifestar por acciones nuestro carácter, poco nos
importan los resultados producidos por nuestra conducta, el lamento y lloro es
después cuando nos corresponde cosechar los frutos producidos por nuestro
proceder cuando hemos accionado fuera de la luz, no digo de justicia porque tenemos
una apreciación de justicia que es inclinada a nuestra conveniencia, y esto es
trapos de suciedad delante de Dios. Debiendo adquirir la justicia que es según
Él creador.
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