Tener
discreción en esta época es casi algo imposible de comprender, cuando por todo
medio es impulsado el deporte favorito, de los adultos mayores en casi todo
estrato social.
La falta de
discreción eso que hace que no se cueza ni lo que comemos, nos conduce a un
deambular  errante transformando en
adversidades constantes, nuestra reputación de poca fiabilidad.
Transcurriendo
por la vida en la oscuridad de falta de credibilidad por el poco dominio de
cerrar la boca y dejar de decir aquello que no nos compete decir.
 
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