Con el
actuar justo, sin querer obtener ganancias o provechos a costa de sufrimientos
del prójimo, es lo que aleja de nuestras puertas las adversidades y angustias.
En acciones diarias nuestras, violentas, falsas, mezquinas y procedentes del
robo tengamos por seguro que el pago merecido no es tranquilidad ni bonanza,
porque no estamos actuando para recibir pago que derive en nuestro bienestar,
pues es dicho, si bien (esto es justo, verdadero y en bondad) actuaras, seremos
enaltecidos por nuestras acciones buenas, de lo contrario las consecuencias adversas
tocan a nuestra puerta, originadas por la común y falsa creencia de que
apegándonos a los procederes justos, disfrutaremos menos.
Más el
vivir sometidos a esta falacia común, acarreará frutos de vida que evidenciará
como decidimos transitar está vida.
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