Por el
cúmulo de acciones fuera de un vivir que produzca paz, sosiego a los demás y
nuestro es que hemos caído en la
insensibilidad, de poder discernir lo verdadero, justo y bondad en nuestras
acciones diarias.
No logrando divisar la forma idónea de lograr
amplitud de vida, en todo ámbito que es lo que marcamos como despreciable y
consideramos en menos, no teniendo cabida en nuestra vida, causante de todo revés provocado por nuestros
actos diarios.
Si
contáramos con la posibilidad de analizar nuestras acciones y reacciones
podríamos, ser consiente de rectificar
nuestro proceder cuando este se corrompe.
Pero
resulta que si tenemos esa posibilidad, tan solo la vamos enterrando por falta
de uso, trayendo a mano las que
propician nuestra declive forma de vida.
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