La actitud
mayoritaria ante una amonestación es
reaccionar violenta mente abierta mente o disimulada mente, pero no gramos
asimilar y mucho menos comprender, que ese llamado es para corregir nuestro
carácter y no para molestarnos o denigrar nuestra persona, dependiendo de la
forma como se nos amoneste.
Hoy no
existe casi quien tenga la madurez Espiritual, para (amonestar), que significa
poner en la mente, ya es responsabilidad del receptor practicar o abandonar la
observación esto dependerá de como en verdad se emitió la corrección.
De poder
amonestar a otros, libraremos nuestra alma ya sea que nos escuche o no, dejando
caer al suelo las estimaciones.
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