La pregunta
de muchas veces es ¿a quién decidimos agradar? con nuestras acciones diarias no
cabe duda que, en primer lugar optamos por nuestro propio bienestar y nada más
importando poco el daño a nuestros semejantes en la obtención del que
consideramos nuestro bien.
Si
abandonáramos este egocentrismo y ampliáramos nuestra visión de vida para
actuar con justicia, verdad y bondad diaria mente comprobaríamos que mejor es
actuar así que como en día nos comportamos.
Llegar a
esta decisión no escosa fortuita, deberá contener algo de la mano de nuestro
Creador; identificable como supuesta adversidad que da origen a que enmendemos
nuestro proceder si deseamos o solo
veremos dolor, angustias y desespero.
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