Donde hay
abundancia en lo material, casi siempre
nos olvidamos de ser agradecidos con nuestras acciones justas, benévolos hacia nuestros semejantes, pues no sentimos por el momento los efectos
de la carencia.
Pero
resulta que tribulación y angustia resulta de practicar acciones injustas, como
la soberbia, envanecimiento, avaricia, y el egocentrismo, rebeldía, murmuración,
satisfacción a lo injusto.
Casi
siempre la abundancia es causa de adversidades, cuando abandonamos practicar
justicia, verdad y rectitud.
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