El poner la
mano en nuestra boca, debería ser una buena costumbre para evitar decir
palabras fuera de la prudencia.
Tomando
como prudencia, apartarnos de lo descendiente de lo malo haciendo caso omiso a
las aparentes conveniencias, que no es otra cosa que una mentira.
La lengua
como no tiene hueso, y por todo medio se nos incita a proferir toda cosa de la
cual tenemos conocimiento o asumimos tal conocimiento, parece normal incurrir
en la murmuración más esto es lo que nos califica como personas de poco mérito
social.
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